El guerrillero cava
una trinchera,
construye una barricada.
Se acomoda
en ese saloncito
y escribe largos
discursos de libertad,
pero no sale, ni se asoma.
El general traza una estrategia
sobre un mapa
entre humo de puros
en un despacho
con tapices
y no sale, ni se asoma.
Yo, ejecuto
todos los días
sus malditas guerras
y las pago
con billetes de metro
y hambre.
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